Después
de “mucho” trabajar aquí en Jarabacoa, Ana y yo decidimos que nos merecíamos
unas buenas vacaciones en un resort dominicano. Un jueves por la mañana salimos
hacia Puerto Plata, que es la antigua Punta Cana.
Decidimos hacer el viaje como
buenas aventureras y nos fuimos en guagua desde Jarabacoa a La Vega, de
La Vega a Santiago, de Santiago a Puerto Plata y una mini guagua de Puerto
Plata a Playa Dorada…toda una aventura!
En
Dominicana ya nos confunden con americanas siempre que paseamos pero las pintas
que llevábamos las dos en Puerto Plata, andando con una mochila, pelo claro y
rojitas… podéis imaginar la situación… Lo único que oíamos era “Americanas!” o
“Gringas!” y nosotras contestando a cada persona “Nooo, somos españolas!”. En
cuanto les decíamos eso ya eran amiguísimos nuestros.
Al
llegar al resort, nos refrescamos con un Banana Mama y nos relajamos un poco al
sol del final de la tarde (es decir, no cogimos ni un rayo de sol)… De ahí
fuimos corriendo a ducharnos con AGUA CALIENTE!!! Después de un mes y medio sin
agua caliente, alucinamos bajo de la ducha!
Esa
noche fuimos a la playa del resort y nos encontramos con una hoguera, fueron
nuestras pequeñas fallas en la República Dominicana!!
Los animadores sacaron a
la gente a hacer actividades en la arena y en una de ellas, un concurso de
baile, gané con mi pareja neoyorquina-dominicana (que se movía menos que un
palo) bailando la Lambada (de nuevo, gracias mamá por haberme enseñado el baile
de pequeñita) y un tango (gracias a la familia Lavino y nuestra clase de tango
en Buenos Aires!).
Nos
hicimos amigas de los trabajadores del hotel ya que en cuanto les hablábamos
con sus palabras y sobre su cultura, alucinaban con la cantidad de vocabulario
y tradiciones que conocíamos. Después de muchas presentaciones decidimos decir
que somos de Jarabacoa! Era importante identificarnos como buenas dominicanas
ya que había un grupo enorme de canadienses borrachos, con los que no queríamos
que nos confundiesen aunque blancas y rubias… era un poco difícil que no lo
hiciesen.
Durante
el día intentamos coger algún rayo de sol aunque fue un tanto complicado ya que
estaba muy nublado y llovía de vez en cuando… A pesar de ello, logramos
quedarnos a manchas rojas y blancas… y yo me quemé el trasero
espectacularmente… Ah! Y como olvidar el momento en el que en una tienda de
suvenirs decidieron fotografiarme el trasero sin que yo me diese cuenta!! Por
ahí anda una foto prohibida (no vale buscarla…) Hay que decir que esta foto se
realizó antes de estar rojo como un tomate…
Mientras
esperábamos a que parase la lluvia nos dedicamos a comer y beber… Comimos
mejicano e italiano, aunque yo no pude resistirme a una buena bandera
dominicana de arroz, habichuelas y carne.
Como
buenas gringas turistas, la siguiente noche vimos un espectáculo de música y
danza folklore dominicana en primera fila! Que bien bailaban! Llegamos a la
conclusión de que los dominicanos arrimaban cebolleta ya en la prehistoria! De
ahí nos fuimos a una discoteca de los resorts aunque la música era como estar
de vuelta en España así que los animadores nos llevaron a otro local puramente
dominicano donde pudimos escuchar nuestros queridos dembow, bachata y merengue!
A la
vuelta de nuestro viajecillo, claramente, habíamos engordado. Así que hemos
decidido cenar estilo dominicano: yuca, rábano y plátano sancochado (hervido).